Veamos: una vez cada cuatro años se pregunta a los ciudadanos quién desean que los gobierne. Pero los detalles importan:
- Se votan listas cerradas: tu votas al partido, pero el partido dice quien te representa.
- No se puede votar electrónicamente, por lo que si eres ciego, manco o vives lejos de la embajada es prácticamente imposible votar.
- Es necesario tener el 0.1% de avales de cada circunscripción, sino, no te puedes presentar.
- Es necesario tener al menos el 3% (y en algunos casos el 5%) de los votos de la circunscripción, sino, tus votos se desprecian.
- La ley d’hont hace que los votos de unos partidos valgan hasta 7 veces más que los de otros.
- Y, sobretodo, durante los siguientes 4 años tu opinión no cuenta nada. Incluso pueden reformar aspectos vitales de la constitución sin preguntártelo.
En definitiva, la democracia española está diseñada para que los partidos mayoritarios y nacionalistas tengan una representación mucho mayor a la que les corresponde. Además, se ignora a los abstencionistas y la participación del ciudadano es mínima.
Pero no todas las democracias son iguales.
En estados unidos la democracia se interpreta de distinta forma dependiendo del estado en el que uno vida.
Y aunque aquí la democracia también está secuestrada, en mi estado hay ciertos aspectos que convendría incorporar en la democracia española:
- Cuando se planean obras en tu vecindario recibes una carta para acudir a sesiones de diseño público comunitario donde puedes exponer tu opinión y obtener más información.
- Hay asociaciones que constantemente recogen firmas con las que pueden iniciar un proceso democrático legislativo.
- Además de elegir un candidato, cada vez que hay elecciones votas una serie de propuestas presentadas por lobbies y asociaciones en un libreto donde las partes listan los puntos a favor y en contra para que puedas tomar una decisión informada.
Pero volviendo a españa, lo dramático de estas elecciones es que todos sabemos que ni rubalcaba ni rajoy nos sacarán de la crisis. En estas elecciones se enfrentan un eterno segundón y un eterno perdedor: no aportan soluciones, no van a realizar las reformas que el país necesita, no van a perseguir la evasión fiscal, no van a crear empleo de calidad, no van a aprobar un sistemas fiscal progresivo y no van a cambiar el mecanismo corrupto que les lleva al poder.
Por supuesto, el pp realizará recortes sociales, pero durante la última legislatura el psoe ha perdido la fuerza moral de antaño perjudicando a funcionarios, pensionistas y estudiantes.
Hoy no votamos ideas diferentes, sino quién va a recortar más. Elegimos a dos asnos que únicamente saben caminar en una dirección: la de la estrangulación social, habiendo olvidado que para salir de la crisis también necesitamos aumentar los ingresos del estado, que pierde hasta un tercio de sus ingresos por la evasión fiscal.
No hace mucho que salimos de la dictadura a base de movimientos sociales, no hace tanto que las mujeres pudieron volver a votar deshaciéndose del paternalismo machista. Pues bien, ahora nos toca a todos luchar contra el paternalismo partidista: pp y psoe, psoe y pp, no pueden gobernar españa como si fuera un cortijo, su cortijo.
Nuestro voto no debe dar cancha a partidos que toleran la corrupción, que enchufan a sus simpatizantes y que han estrujado las cajas de ahorro hasta llevarlas a la ruina.
Cuando iba al colegio había unos 35 alumnos por clase, los profesores no daban a basto y apenas recibíamos atención; 15 años después, tras gobernar el pp y el psoe, la situación no ha mejorado.
Mientras tanto, un amigo austriaco me cuenta que allí consideran inaceptable que una clase tenga más de 20 alumnos.