Basta ya de hipocresía. La ley Sinde-Biden, por muchas libertades que recorte como el derecho a la privacidad y la presunción de inocencia, no va a solucionar el problema del que se quejan las entidades de gestión.
¿Es que no cerraron antes Napster?, ¿y qué fue de Kazaa?. Todos sabemos la historia: intentaron cerrar una puerta y se abrieron docenas, más grandes, potentes y populares.
Antes de nada, preguntémonos cuál es el problema. Desde luego la gente consume más cultura que nunca pero ¿los autores y las empresas se mueren de hambre?. Ni por asomo. Entre 2009 y 2010 las ventas del mercado físico (CDs, DVDs, Vinilos,..) han bajado un 28’5%, pero las ventas del mercado digital (descargas, streaming,…) han subido un 19’7%. Es decir, para el que no se haya enterado, LA GENTE ESTÁ DEJANDO DE COMPRAR CDs y, en cambio, ESTÁ CONSUMIENDO CULTURA POR INTERNET.
¿A qué se debe, pues, el descenso del 8’8% en los porcentajes de ventas?. Después de vivir por medio año en estados unidos tengo una respuesta: la industria cultural española no se sabe adaptar a los cambios del mercado.
Aquí, Netflix te permite ver todas las películas que quieras en streaming por $7’99 al mes. El sueldo medio en estados unidos es de $47.132 mientras que en españa es $29.875. Con una simple regla de 3 vemos que dicho servicio debería costar en españa $5’07, es decir, €3’73. Por lo que me atrevo a pronosticar que si alguien en españa crea un sitio donde la gente pueda ver las películas que quiera por menos de 4 euros al mes se hará de oro.
¿Qué alternativas se ofrecen en españa? Filmotech. Esta empresa, propiedad de EGEDA, ha sido co-financiada por el ministerio de industria, turismo y cultura pero no servirá para nada. Las razones que me llevan a decir esto es que no innova, no plantea alternativas de futuro, no puede competir contra las descargas. El modelo que sigue es una copia de los difuntos video-clubs, donde puedes alquilar el visionado de una película por unos 2 euros pero dicho modelo pertenece al siglo pasado y aún no se han enterado.
Otro ejemplo de la incapacidad de adaptación de la industria productora y distribuidora española: en estados unidos muchísima gente ve series de televisión exclusivamente con Hulu. Este negocio sigue un modelo mixto donde puedes ver películas y los últimos capítulos de cientos de series gratuitamente en streaming con anuncios. Y si pagas $7’99 (5’84€) puedes ver todas las temporadas de las 45 series más populares en una gran diversidad de gadgets y electrodomésticos.
Para escuchar música mucha gente recurre a Pandora, una web que funciona como un programa de radio personalizado: introduce un tema o artista que te guste y la web reproducirá canciones similares.
Estas tres empresas tienen tres cosas en común: sus servicios únicamente están disponible en norte américa, son populares y ninguna empresa española ha creado algo similar.
El problema que la industria productora española no ha sabido solucionar, y por el que no puede culpar a nadie salvo a ellos mismos, es que no ha sido capaz de convertir en líquido el creciente flujo de información. Y la ley Sinde-Biden no va a solucionarlo.
Puesto que dicha ley no reforma el código penal los enlaces seguirán siendo legales y la justicia seguirá siendo lenta. Pero con el cierre cautelar de páginas webs la justicia será lenta en contra de los webmasters, a la hora de recurrir el cierre, en vez de a la hora de cerrar una web. Esta ley no solo rompe la separación de poderes mediante la creación de una comisión parcial y sesgada que tiene competencias propias de un juez. Con esta ley, CiU, PSOE y PP se han reído en la cara de los ciudadanos. Con esta ley se han aprovechado de la lentitud de la justicia para censurar preventivamente. Y se han puesto unos limites temporales de días al cierre de páginas webs, mientras que los procedimientos contra delitos graves languidecen durante años.
Por todo esto y mucho más, hay razones, ¡y vaya si las hay!, para que no les votes.
Actualización: El General Failure explica claramente como el precio de los videojuegos en españa es sensiblemente superior a lo que cuestan en reino unido.
Doble de paro, sueldos sensiblemente inferiores y precios de películas y videojuegos mucho más altos. Pero claro, el problema es la piratería…