Es obvio, si no sabes cómo se llama algo, si no puedes ponerle un nombre, se hace mucho más difícil concebirlo. Por eso hay que prestar mucha atención a las palabras, son nuestros límites, marcan hasta dónde puedes ir. Generalmente hay palabras suficientes para poder expresarse correctamente que vamos aprendiendo conforme vamos creciendo, cuando tenemos de 12 a 18 meses conocemos de 10 a 20 palabras, cuando tenemos de 24 a 30 meses nuestro vocabulario se ha multiplicado por 10 y conocemos de 100 a 200 palabras y entre los 4 y los 5 años utilizamos al menos 1500 palabras.
La capacidad de aprendizaje del ser humano es extraordinaria, pero existe un riesgo, el riesgo de que lo aprendido no sea correcto. Somos humanos y cometemos errores, yo mismo he tenido que puntualizar mis afirmaciones y desdecirme en algunas ocasiones, pero el verdadero problema reside en que algo que aprendemos de jóvenes puede ser mentira, puede estar manipulado; por lo tanto si llevamos, literalmente, toda nuestra vida usando un término equivocado es bien cierto que habrá limitado nuestras mentes, usaré un par de ejemplos para que quede más claro: si desde pequeño te enseñan que el color blanco se llama negro, si tomas como algo normal llamar negro al blanco te resultará extremadamente difícil pensar que hay un color llamado blanco que es el contrario de lo que llamas negro; o quizá quede más claro si les confieso que no recuerdo lo que comí hace dos días pero recuerdo como si fuera ayer cuando tenía seis años e iba al parque. Parte de lo que vivimos de jóvenes se queda grabado en nuestra memoria para siempre.
Bien, llegado a este punto, si te pregunto qué es un pirata posiblemente digas que tú eres un pirata porque bajas música o películas de internet, si te pregunto acerca de las protecciones anticopia posiblemente digas que es algo bueno para los músicos, si te digo emule quizá te venga a la mente la palabra ilegal o si te hablo de copia de cd seguramente pienses que de alguna forma eso no es jugar limpio. Ejemplos de que las palabras pueden ser un arma para aquellos que tienen altavoces, altavoces como los que hacen que de vez en cuando se coarte la libertad de expresión denunciando sin base legal a webs de descargas de elinks de las que encima sus dueños no sacan provecho alguno. Pero volviendo a la cuestión principal, existen a mi entender cuatro definiciones sobre lo que es un pirata:
- La RAE habla de «Persona cruel y despiadada«, «Persona que, junto con otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar«, «Clandestino» y «Pirático« definiciones todas ellas con un significado similar.
- La SGAE habla de la piratería como «un acto antisocial y delictivo tipificado como tal en el código penal…«, desde este tipo de entidades inclusos se habla de «descargas piratas», como si un mp3 pudiera disparar un cañón mientras otro, con barba negra y pata de palo lleva el timón.
- También he escuchado a gente achacar el término pirata a las entidades de gestión y discográficas, alegando que un pirata no busca el enriquecimiento cultural sino el económico, que es precisamente una de las actividades que más desarrollan estas entidades, a pesar de que algunas de ellas declaran ser organizaciones sin ánimo de lucro mientas sus sedes residen en palacios.
- Este último término lo leí en Software libre para una sociedad libre, de Richard M. Stallman, y cito: «Este término difamatorio fue anteriormente usado por los autores para describir a los editores que encontraron formas legales de publicar ediciones no autorizadas; su uso moderno por parte de los editores es casi su reverso«. Es decir, los editores «pirateaban» a los autores para no pagarles o pagarles menos por sus obras.
He colocado las distintas acepciones que conozco pensando en la posibilidad en que puede que el lector medio las conozca, así puedes evaluar hasta dónde (y por qué) llega tu conocimiento sobre un tema de tal trascendencia.
Pero esto es solo la punta del iceberg. No es corriente, como a mi me ocurrió, escuchar afirmar a un alto cargo de una entidad gestora de derechos de autor decir que «nuestros derechos son vuestras restricciones», en referencia a las protecciones anticopia (DRM), llamadas por parte de las gestoras «gestión de derechos digitales» mientras que los que se posicionan en contra las llaman «gestión de restricciones digitales». En efecto, cuando veas el símbolo del copyright (©) o leas «todos los derechos reservados» (en inglés «All rights reserved») puedes pensar en los derechos de los artistas pero sobretodo en lo que obtienen con esto las gestoras de derechos y las discográficas o puedes pensar en las restricciones que te imponen y hasta qué punto son justificables. También leí que en vez de piratear se podría decir ayudar a mi amigo o, añado, enriquecerme culturalmente. Nótese como uno pasa de ser un vil criminal a un ciudadano honrado únicamente cambiando la palabra que designa una realidad.
Para finalizar, solo indicar que no es casualidad el conocimiento, parcial y a menudo equivocado, de las masas respecto a estos temas que por otro lado nos afectan a todos: Si no inviertes tiempo y esfuerzo en conocerlo, en descubrir la otra cara de lo que se refiere a la propiedad intelectual, únicamente conocerás la versión oficial, la ofrecida por algunos medios de comunicación de masas y los top ventas de pacotilla, ellos, que respectivamente dicen que descargar música es ilegal cuando los jueces dicen lo contrario y que la música se muere cuando cada día se rebasa el número de artistas, cuando la tecnología permite que todos y cada uno de nosotros seamos artistas, mienten a menudo pero como dije, no es ese el peor problema, el verdadero problema a mi modo de ver es que la mayoría toma esas afirmaciones como ciertas, cerrando así los ojos a otras realidades.
Varias ideas me han venido a la cabeza al leer tu estupendo artículo: «neolengua», «pensamiento único», «masa aborregada por los grandes medios de masas».
Saludos.
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Be pirate, my friend
Hola.
Solo puntualizar que algunos diarios (los menos) sí prestan atención a estos temas, pero la mayoría se dedican a hacer de altavoces de la SGAE y compañía, por tanto no lo veo como blanco o negro, como libres u oprimidos pero sí que veo que desde algunas instituciones y a menudo con el respaldo político y económico del estado se emiten mensajes equivocados.