Está bien, cierra los ojos, sumérgete en un mundo en el que no tienes enemigos: no hay a quien atacar, no hay a quien superar, no hay a quien envidiar, no hay nada que te dañe ni te perjudique. ¿Es el mejor de tus sueños? No, es la peor de tus pesadillas.
Piénsalo por un momento, seguro que te has fijado con ansia en el nuevo móvil de ese amigo, seguro que has insultado al otro equipo al marcarle un gol, seguro que crees que americanos, iraquíes (o incluso ambos) son unos sinvergüenza, seguro que crees que el mundo estaría mejor si asesinaran a X, y obviamente tú no conoces verdaderamente a ese X, ni a un porcentaje representativo de americanos, ni juegas en el equipo del que se supone que eres aficionado. Simplemente, nuestra vida se basa en el odio hacia aquello que desconocemos, en el odio hacia ti mismo por ser (como somos todos) uno más.
Es como en todas las series, como en el paradigma clásico del cine: nudo 1, nudo 2, desenlace; cuando se solucionan los problemas se acaba la emoción, y la historia termina. No estoy seguro de si forma parte de la naturaleza o es uno de esos traumas que tan a menudo nos creamos pero desde pequeño nuestra única meta es superar: superar nuestras notas, marcar un gol, adelantar a aquel, imponer tus pensamientos, tu fuerza, imponer tu persona a los demás, eso es la vida. Si lo haces como una sola persona seguramente te traten de loco pero si logras imponerte a algunos más entonces serás un jefe de estado.
Y hablando de poder, alguien puede decirme qué puede hacer en las próximas elecciones un defensor de los derechos de las personas cuando ningún partido vota en contra de la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, la cual ampliará los soportes que paguan canon y restringirá nuestros derechos. No se si vendrán denuncias multitudinarias, no se si todo tendrá protección anticopia, pero lo que sí se es que no hay ningún partido político que no haya votado en contra de criminalizar a los ciudadanos, restringir nuestras libertades y hacernos pagar más en beneficio de intermediarios innecesarios.
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