Es un hecho que todo esta en constante cambio, fíjate por ejemplo en las pirámides, esas enormes construcciones fueron perfectas geometrías y tenían un cono de oro en la cima en otro tiempo; hoy en día hay algunas que no se diferencian de montones de piedras e incluso otras han sido sepultadas por la arena.
No me deja de parecer inútil el esmero con el que algunas personas limpian pues los mismos utensilios que utilizan para limpiar se están deshaciendo y ensucian a la vez. No creo en épocas doradas porque ya no volverán, hay que mantener la cabeza fría, viviendo el presente y pensando en el futuro; rememorar no te servirá de nada porque todo aquello ya se fue, pero tenemos la necesidad de mirar atrás para saber a dónde nos debemos dirigir: otra falacia. Si alguna vez te equivocaste el resto de tu vida seguirás haciéndolo por lo que no deberías fijarte en lo que has hecho, pero ¿qué hay de los principios? ¿cómo doy siquiera un paso si no tengo ningún lugar en el que apoyarme?.
¿Qué tal si te dejas llevar? Vale, está bien todo aquello de tener una personalidad, un carácter y unos gustos; no me refiero a suplantarlos por el grupo de moda pero deberías, deberíamos poner en la balanza un poco de aleatoriedad, una componente que continuamente nos asombre y nos de sorpresas, de forma que nunca nos cansemos de la situación actual porque, simplemente, no hay situación actual. La rutina ha muerto.
Basta con ir cada día por un camino distinto a tu centro de estudios o de trabajo, basta con reordenar tus camisas cada vez que pones una recién planchada, olvidarte de los formalismos que se han venido repitiendo durante generaciones porque a alguien se le ocurrió que las galletas se deben comer con el dibujo hacia arriba, que hay que seguir viendo la televisión mientras ponen anuncios o que abrir un paquete de paquetes de magdalenas es más rápido que untar una rebanada de pan con aceite de oliva y sal.
Sin embargo, somos tan tontos… creemos que los cambios nos hacen frágiles cuando en verdad nos fortalecen, olvidamos que cada uno de nosotros somos producto de un cambio. La adolescencia, la «crisis» de los 40,… épocas de cambio en las que seguramente tendré las mejores experiencias de mi vida. ¿Por qué me siento bien ante los cambios? ¿Debería? Creo que si, al menos de momento me siento vivo.
Cambios
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