Se hacen llamar capitalistas (de pacotilla), dicen que tuvieron que contener a los rusos para evitar que el comunismo se extendiera, dicen que invadieron vietnam para evitarlo, por la misma razón mantuvieron operaciones encubiertas en todo el mundo, incluso crearon dictaduras a distancias, afirman que el capitalismo es la medicina que necesita el planeta, la única forma de lograr la felicidad, y aunque creo que para nosotros han mejorado las cosas, no me resigno.
Cuando hay un atisbo de crisis, desde el estado no dudan en ponerse a comprar inmobiliarias y bancos. No defienden el capitalismo ni el estado de bienestar, defienden su bienestar, sus inversiones, su way of life, el dinero que da una guerra antes, durante y después, defienden el ganar dinero, para ellos, de donde se pueda bien sea de las matanzas, reconstrucciones, o ayuda humanitaria. No dudarán en crear fundaciones o empresas fantasma para no pagar lo que como adinerados les corresponde, ni en apoyar el comercio en países dictatoriales, ni en apretar las tuercas al gobierno como el régimen oligarca que se esconde detrás del telón mientras los imbéciles ciudadanos han pagado por ver una función nefasta. Aceptan como normales los lobbies de presión cuando no los crean o les dan soporte. Demócratas de pacotilla sin escrúpulos, con el todo por la pasta como lema manejan nuestras vidas, la leyes que nos rigen e incluso los gobiernos que en teoría elegimos; afirman ser abanderados del estado no intervencionista pero tan acostumbrados como están lo cambian todo a su antojo: son los que deciden que ahora toca una crisis, que el precio del petróleo sea elevado, que el coste de los alimentos se dispare, que jamás puedas comprarte una casa o que te toque morir.
En teoría (siempre hay que guardar las formas) el estado tiene mecanismos para detectar todas esas especulaciones, pero claro, nunca se ponen en marcha: las tres empresas de telefonía pueden subir los precios prácticamente a la vez y no pasa nada, el precio del pan casi se ha triplicado en cinco años y no pasa nada, la vivienda está lejos del bolsillo del ciudadano medio habiéndose multiplicado su precio también, etc y no pasa nada.
Siempre se piden penas mayores para los delincuentes, pero ¿cuándo se juzgará penalmente a aquellos que realmente hacen daño a la sociedad?, ¿y a aquellos organismos que evaden la obligación de detectarlo y sancionarlo?. Y encima, en una crisis creada por ellos, ¡se legislará para dar facilidades a los sectores financiero e inmobiliario!. La justicia social ha muerto, cualquiera que quiera prosperar en esta vida bien debe ser o diplomado en chupatintitis o licenciado en especulación mientras los imbéciles ciudadanos han pagado por ver una función nefasta.
Capitalistas de pacotilla
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