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Ideas, textos, pensamientos

El Circo

La amnesia del pueblo español se convertirá en rabia o en justicia según lo que pase mañana:
Amnesia porque ya nadie parece recordar que hemos sido los invasores de otro país, y esto no ha sido más que la factura con la que saldamos los crímenes que hemos cometido, si bien es verdad que entre los muertos y heridos había gente de muchas nacionalidades y estoy seguro que la mayoría dijo No a la Guerra, en cierta forma tod@s somos culpables de lo que pasa en Iraq, en el Congo, de las 25000 personas que mueren cada día de hambre,… pero también somos los verdugos de los infelices que cogieron el tren el 11 de marzo en Madrid. La responsabilidad de lo ocurrido no recae únicamente en los terroristas, nosotros somos, en cierta forma, terroristas; infractores de la ley, asesinos, torturadores… Pero nada me gustaría más que las decisiones políticas se hubieran saldado con acciones políticas, o incluso con muertes de políticos, antes que con gente elegida al azar en el espacio y en el tiempo. ¿Por que aquellos que tienen suficiente dinero como para que ellos y sus familiares vivan holgadamente quieren conseguir beneficios a costa de muertes? ¿Que es lo que les pasa a estas personas por la cabeza cuando deciden cambiar vidas por dinero?.
Rabia porque es posible que siga habiendo manipulación por parte de los medios de comunicación y de los políticos en lo que se refiere a los culpables. A las 11 de la mañana del jueves todos afirmaban que «sin duda había sido eta», los políticos de derecha pueden sacar tajada de esto en las urnas si es que ha sido eta, y los medios de comunicación pecaron de falta de profesionalidad al dar como bueno algo no contrastado y sin fundamento. Hice un seguimiento a lo largo del día de la información que daban varias cadenas; actualmente, si miramos la 1ª llegaríamos a la conclusión de que el atentado lo ha cometido eta y que el pnv les ayuda; no citan ni de lejos ciertos detalles que si dan en otras cadenas como que la dinamita que usaron no es la que usa eta o que es posible que el gobierno esté encubriendo información. Desgraciadamente, creo que se puede afirmar que no sabremos nada, aunque desde anoche el gobierno lo sabe, acerca de la autoría del atentado. ¿Es esto un estado de derecho? ESTO ES UN CIRCO
justicia porque si cambiamos las fuerzas militares de Iraq por ayuda, que hoy allí hace mucha falta, estaremos ganando, no atentados con bombas, sino una imagen de «amigos» de los pueblos Árabes. Por la posición geográfica de España debemos ser una nación puente, entre Europa y África; no debería ser comúnmente aceptado el odio racial que prácticamente todos los españoles sentimos hacia extranjeros e incluso españoles.

Mañana se decide mucho más que los próximos cuatro años, se decide si la postura decisiva de España será la de los EEUU o la de una Europa cohesionada, la izquierda y la derecha es lo de menos (no pudieron estar más de acuerdo en cuanto a Iraq Francia y Alemania a pesar de ser de signos opuestos) pero aquí la izquierda ha decidido ser pacífica y la derecha se ha decantado por seguir <<hasta la muerte>> a los EEUU.

Nos morimos por la paz.
Mañana vota a quien quieras, pero vota.

El brillo de Tadzio

¿Quién es Tadzio? Tadzio es el elemento clave de la película de Visconti «Muerte en Venecia»; la película es espléndida, única, pero la verdad es que no muestra más que los deseos reprimidos de antaño (que hoy lo siguen siendo). Visconti quiso concentrar en Tadzio un poder de atracción enorme, y lo hizo personificando en él el ideal de belleza y juventud, Tadzio es más que aquello que una vez fuiste y ya nunca serás, Tadzio es (según nos transmite Visconti) la imagen de aquello que nunca volverás a ser, aquello tan bueno que perdiste, que no pudiste apreciar, que se fue y que nunca jamás recuperarás. Los caracteres físicos, las poses, los movimientos, nunca, NUNCA podrás volver a tener esa perfección, y cuando la tuviste no fuiste consciente de ella, pero ahora se acabo para ti. Sin embargo, mientras ves la película, estas sintiendo como si rejuvenecieras, pero es solo una ilusión, incluso después de la muerte de Aschenbach seguirás pensando por un tiempo que puedes volver a conseguir ese brillo impagable, pero no es así, te confunde, te confundes, te haces más patético aun imitando una utopía intocable. Al ser humano en nuestra sociedad, y aunque muchos digan lo contrario, le es imposible verse a si mismo dentro de unos años, se tiene una visión mitificada de la niñez e incluso algunos sienten añoranza de ella, desde la adolescencia en adelante se suele ver la vida como la caída de un imperio, y no como una evolución, y es entonces cuando te empezarás a hundir en el barro, no se puede pensar en lo pasado como en aquello a lo que nunca volveremos, es un error, debemos verlo como el principio de una evolución o corremos el riesgo de quedarnos anclados en él y perder el resto de nuestra vida intentando ser como entonces. El actor que interpreta a Tadzio se autodenominó como «el Ángel de la Muerte», él es el encargado de recordar a Aschenbach que, a pesar de su genialidad, a pesar del maquillaje, a pesar de su dedicación, le llegará la hora; incluso él, Tadzio, con todo su esplendor, será pisoteado algún día.

El actor que interpreta a Tadzio fue engañado, elegido entre miles de adolescentes para interpretar un papel principal con uno de los mejores directores de la época; cualquiera habríamos aceptado trabajar en esa película, pero la leyenda de la figura de Tadzio lo persigue, es víctima de la mentalidad de la mayoría, de aquellos que no se aceptan, de los que vieron en su personaje parte de su antigua vida; pensándolo a posteriori, es increíble como Visconti ha podido «engañar» a tanta gente. Todos aquellos que creen que ocultar las canas o hacerse operaciones puramente estéticas es una forma de lucha contra el tiempo se burlan de si mismos, acaban pareciendo maniquíes, todos iguales, todos vacíos; algo de esto se puede ver en esta y otras películas de Visconti, por ejemplo, en el Gatopardo, en la fiesta que da la nobleza de principio de siglo, aparecen viejas (llamemos a cada cosa por su nombre) que usan pelucas con peinados idénticos a los de las jovencitas, o si esta imagen te parece muy antigua solo tienes que mirar a tu alrededor,

Buenas noches

Ya llego la hora, ya llego el momento, no comprendía porqué, pero aquella mañana iba a ser la última, lo notaba, era tan cierto como que cada día sale el sol, y cada noche, la luna… Pero no es malo,es normal, nos va a pasar a todos tarde o temprano porque, a pesar de ser animales, somos seres humanos, debemos pensar, sentir; pero esta vez no habrá nadie que me ayude (que me empuje y me arrastre); mis pasos serán los primeros que se den sobre la hierba, y ya nadie los seguirá, porque todos se quedan, pero yo, hora me marcho, desaparezco, camino hacia dentro para buscar mi lugar, para encontrarme y no volverme a perder. Y es que el tiempo ya no importa, solo la vida importa, solo los sueños, mi sonrisa, las nubes en el cielo, y los pies , antes hundidos en el fango, se elevan para pisar piedra, madera y hierba. y el aire vuelve a darme en la cara, y siento el volar, mi pelo al viento, y mis alas se tiesan, y se baten para impulsarme contra el aire, y vuelo, ¡VUELO! Ya se donde estoy, ya me encontré, pero hay una sorpresa, hay alguien más, son otros pájaros, como yo, no estoy solo, me acompañan y juntos recorremos el cielo, ahora oscuro pero iluminado por las estrellas, están tan cerca, las noto tan cerca, ….

Allí está, ese hombre, ese ser, yo no me atrevería a llamarle bebe, fue él, en el momento del parto, en el momento de apartarlo del estado ideal al que tanto le había costado llegar, defendió con uñas y dientes su cubil; en el momento del parto se resistía a salir mientras maldecía a sus progenitores, sus gritos denunciaban el destino que ahora lo empujaba afuera, pero él, él se defendió; una vez expulsada la placenta el se enfureció aun más, los quejidos de la madre fueron ahogados por los gemidos del hombre-animal, del arcángel, que uso todas las fuerzas que tenia para volver al vientre de su madre. Pero los intentos de echarlo continuaban, lo que nueve meses o más fue su casa lo empujo de nuevo con una sacudida, lo arrastro de nuevo hacia el exterior junto a ríos de sangre; el ser, confuso, pero decidió a mantenerse firme desgarro la vagina de su madre hasta que esta cejó en sus esfuerzos.

La persona que había engendrado la criatura, la persona que le había dado la vida estaba a punto de perderla porque su hijo no aceptaba su destino.

Los médicos, atónitos por lo ocurrido y habiendo salido del shock, tomaron una decisión para intentar salvar a la madre y al hijo: -Hay que abrir!!

El ser, el que era más ser que ninguno de nosotros les había oído, se puso tensa y nerviosamente a laburar un plan para darle esquinazo al destino; pero de repente escucho algo aun más cruel que el destino: -Anestesista!, proceda!; era eso, pretendían dormirlo, sumirlo en un sueño para despertar en un paisaje desolado, pero no se iba a dejar coger; uso las uñas aun en formación y sus encías desnudas de dientes para cortar el cordón umbilical que le unía a su pasado, que le alimentaba, que le daba él oxigeno, la vida, aun a sabiendas de que podía resultar fatal para él, pero lo hizo; desesperadamente uso su cuerpo para cortarlo, veía el veneno a punto de entrar en él, pero justo cuando empezaba a desvanecerse su pensamiento consiguió desgarrarlo y se recobro rápidamente; salvó un obstáculo, pero su hogar volvía a ser atacado por los indeseables, entonces un filo metálico perforo el techo de su morada y la falta de oxigeno lo empezaba a molestar.

Decidió surcar hacia arriba ya que el hueco de abajo lo atemorizaba, primero tuvo que atravesar unas barreras que le infundían repugnancia, primero unas duras y gruesas y luego unas largas y finas, estaban calientes; a punto de desfallecer por el esfuerzo y la falta de aire divisa los pulmones pero no debía, no podía someterse a la adormidera, al opio que le arrebataría su hogar, no podía dejarse embriagar por aquel gas para despertar y darse cuenta que todo lo que tenia, todo lo que quería, todo lo que era, había desaparecido.

Su mundo se desmoronaba, ya no le era suficiente, ya no lo podía mantener con vida, así que el ser decidió, decidió salir, enfrentarse a la luz, volvió por donde había venido y, justo antes del gran salto, se dio cuenta de que aquel lugar ya no era su lugar, ya no era caliente, ya no se movía según su voluntad, ya no estaba la bolsa donde había pasado toda su vida. Ahora no había razón para quedarse y, aunque temiera a eso que había fuera, debían escocerle los ojos, debía sentir el agua caliente, los cortes, los golpes, los otros golpes, la costra, ver su cuerpo perfecto deformarse hasta quedar irreconocible, debía condenarse al infierno y abandonar un cielo que ahora se desvanecía.

Pero no, él decidió que su vida no iba a ser así, podía suicidarse, podía crear un mundo paralelo en su mente, podía meterse en una bola de cristal e introducir esta en el vientre de una ballena. No había llegado hasta ahí para dejarse vencer, así que cogió impulso, cerró los ojos y saltó por el agujero.

A la una

Ya no hay nada que decir, todo ocurrió en tan poco, y a la vez tanto tiempo. Allí estábamos los de siempre, bueno, no eramos los de siempre; ya antes algo había cambiado, algo ofuscaba nuestros sueños, nuestras mentes. Quizá el presentimiento de que no lo puedes evitar, de que va a pasar, o de que hiciste tan poco, de que eres tan cobarde; y es que ya todos sabíamos, aunque no lo quisiéramos reconocer, que iba a ser la ultima vez; después de esa noche, de esa cena y ese pub, ya no nos volveríamos a ver; habíamos compartido ocho años, algunos quizá más, pero después de esa noche seriamos extraños otra vez.
Sin embargo empezó como siempre, los más cercanos reunidos media hora antes en casa de Luis esperando a que se arreglara, llegando con la hora justa al bar y viendo después venir a los que siempre se retrasaban, ya era una rutina, las tapas, los bocadillos y el chupito y, se me olvidaba, sangría y mas sangría. Ya los que debían estar borrachos lo estaban y los que no decidíamos el camino mientras caminábamos lento, como los borrachines. La noche dejaba a la luz la soledad nocturna de las calles, insospechable por el día, que daba un toque gótico a la travesía pero que nosotros alegrábamos con las cantinelas que se le pasaban por la cabeza al primer borracho.
Llegados al lugar elegimos el pub de siempre y entramos, nadie pensaba, nadie quería pensar, que después de esa noche todo se acabaría para nosotros pero es como si estuviera escrito, las horas se hicieron pesadas para los que no nos gustaba especialmente la música y para aquellos que lo negaban y la cosa se volvía más y más decadente, como es lógico, con el pasar del tiempo; es extraño pero la gente iba allá vestidos con traje para acabar vomitando y por los suelos, si no en el hospital con una ceja o un labio partido. Pero así fue que llego el momento de marchase, de abandonar aquel lugar en el que tanto tiempo habíamos estado juntos; olvidarnos de todo y volver a ser, otra vez, vagabundos de la vida.