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Ideas, textos, pensamientos

¿Quiénes somos?

Pensando racionalmente, que aquellos que nos podemos permitir consumir no lo hagamos es el único camino para no tener que estar pagando toda tu vida una hipoteca, es imposible entender cómo la gente sigue invirtiendo en bolsa cuando, contextualizando nuestro nivel de vida, no estamos mejor que nuestros padres e incluso hay estudiosos que afirman que para nosotros no habrán pensiones.

En los últimos años el precio de la vivienda se ha multiplicado, si eres joven y no tienes una vivienda deberías estar pensando ya cómo vas a pagar la hipoteca porque hoy por hoy esa hipoteca que te de acceso a una vivienda va a durar 40 años, toda tu vida profesional dedicada al pago de esta, así, se ha hecho imposible independizarse a no ser que lo hagas en pareja, y todo esto a día de hoy, en el futuro no se prevé un descenso de los precios sino que estos dejen de crecer tan fuertemente, pero hay una solución definitiva para todo esto, aunque no es realista: no es realista porque para que funcione debes dejar de hacer lo que más deseas: comprar. Si dejáramos de comprar todo aquello que no es de primera o incluso segunda necesidad nuestros bolsillos se llenarían a la misma velocidad que el mercado se hundiría, los bancos centrales bajarían las tasas de interés a mínimos históricos para estimular la economía: el dinero pasaría de los especuladores a la gente.

Piensa en ti: posiblemente en este momento estés viendo esta página desde tu casa pero podrías estar haciéndolo desde los ordenadores que hay en la biblioteca, en tu trabajo o en la universidad, asñi, posiblemente tu ordenador no es una necesidad, es un deseo, un lujo, un capricho, algo irrelevante pero sin el que te sentirías por debajo de los demás, como comprar tratamientos de adelgazamiento en vez de comer menos o hacer ejercicio, comprar libros en vez de alquilarlos en la biblioteca, comprar motos (esa estúpida máquina que solo sobrevive por un ideal sesentero, a pesar de que su poca seguridad te puede costar la vida) y coches en vez de usar el autobús, el tren, el metro, etc. ¿Te importa?.

Claro, si nadie compra elementos superficiales se destruiría trabajo y algunas personas quizá no podrían optar a esos objetos de primera necesidad, pero te recuerdo que a día de hoy vas a necesitar toda tu vida profesional para pagar una hipoteca y que solo te puedes independizar en pareja: ¿no hemos llegado ya a un punto en el que cosas de primera necesidad como la vivienda no están al alcance de muchos? ¿Acaso te importa?.

Siendo la televisión la principal (y a menudo única) fuente de información, si no sabemos de todo, ¿cómo es posible que hablemos y votemos sobre todo?. Seguramente porque somos peores que preescolares porque aunque hayamos alcanzado la mayoría de edad nos comportamos como ellos. Y sobre los gobiernos que nos representan, ¿por qué los ministros juran o prometen sobre la constitución con una cruz delante en un palacio y no delante de la gente que deben representar en mitad de la calle?. Ah, se me olvidó, en este país (como en tantos) todos nos miramos al espejo cada día, pero en vez de hacer una reflexión solo vemos lo estético: lo bien que estas si tienes menos de 40 años y lo viejo que pareces si tienes 14610 días y un segundo. De esta forma hasta, el ser más sanguinario puede lavarse la cara, acercarse al espejo y sonreír cada mañana. Te importa.

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Sir Clock

Tan pronto como sonó el despertador una sombra amenazadora me sacó bruscamente de la cama. Me gritó sin parar que me vistiera e incluso me colocó el jersey de un tirón. Cuando lo hizo, me empujó fuera de casa o, según sus palabras, me haría desaparecer. Ya fuera me vi forzado a arrancar el coche y, aunque no me lo comunicó, algo dentro de mi me dijo que debía ir al trabajo.

Dentro del edificio se convirtió discreta pero amenazadoramente en mi sombra. Me obligó a saludar incluso a aquellos que me caían mal y tuve que realizar todo el trabajo que tanto me disgusta bajo su mirada vigilante que sentí durante horas por encima de mi hombro.

Durante la pausa, al ver la oportunidad, conseguí escabullirme entre la multitud que como muertos vivientes deambulaban atontados hacia la cafetería. Sabiéndome libre de mi captor recorrí los interminables pasillos de la oficina hasta dar con la luz cegadora del sol, la libertad. Sin dudarlo un momento me dirigí corriendo hacia la comisaria más cercana para denunciar los hechos. Entré con una mezcla de exaltación y rabia. Estaba seguro de que había sido cosa de Sir Clock y aunque me dijeron que estaba en una reunión no pudieron detenerme. Sir Clock era el origen de todos mis males y estaba decidido a acabar con él. Derribé la puerta de una patada, solo había un viejo despertador y Sir Clock, salté hacia él con el brazo listo para darle un derechazo y en ese mismo instante, en el aire, me dí cuenta de que el despreciable que me arrebata la vida era un viejo despertador y yo.

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Joven: preparado y desilusionado

Después de leer un par de artículos en el Diario de sevilla y en Soitu.es sobre la situación actual de los jóvenes, sus condiciones de trabajo y la imposibilidad de emprender su proyecto vital no puedo estar más de acuerdo en lo expuesto, pero me gustaría añadir un apunte, estas creo son las posibles causas a dicha situación:

  • Somos la generación mileurista, pero también la generación del estudio por no trabajar, del estoy bien en casa y no me apetece moverme, si alguien propone alguna alternativa lo primero que hago es buscarle los peros y aunque no los tenga me olvido de ella: autocomplacencia.
  • Por otro lado, no podía ser menos, después de estar toda la vida estudiando no necesariamente lo que uno espera, con todo tipo de profesores, unos te motivan, pero sin olvidar a los otros cuyas asignaturas no hay dios que las apruebe a no ser que dediques horas y horas de estudio irracional para meterte en la cabeza palabra por palabra el libro de cabecera de la asignatura. Este último tipo de profesores aborrega a sus alumnos, y piensa que el que tiene una carrera ha pasado como mínimo 17 años de su corta vida asistiendo a clase.
  • Otra causa que puedo encontrar a ese desánimo es que muchos ya no somos personas, sino consumidores o clientes y no solo estamos felices con esa situación sino que nos alegramos y alardeamos de ello cuando la empresa de la manzana, la de los pantalones de marca o la de coches saca un nuevo producto y mostramos orgullosos nuestras compras a quien se precie.
  • También ha cambiado sin duda la situación social: nuestros padres compartieron trabajo, clases y represión con manifestaciones por la democracia y por los derechos en plena etapa universitaria o de primer o segundo trabajo. En mi caso apenas he ido a unas pocas manifestaciones, la mayoría de ellas por casos flagrantes como las del famoso no a la guerra, que han demostrado ser un simple despliegue electoralista.
  • Una diferencia clave: desde jóvenes, la generación de nuestros padres se moría por salir de casa, trabajaba y daba parte del sueldo a la madre para ayudar a la familia, el resto se lo gastaba en lo que buenamente le llegaba. Nuestros vicios en cambio son sufragados por nuestros padres, así, uno no necesita trabajar para pegarse lo que hace unos años se consideraba la vida padre, precisamente, a costa de estos.
  • Existe una sensación de no salida a esta situación: si quieres optar a algo más que unas copas y/ o cine el fin de semana debes trabajar, y trabajar de joven por una miseria marca tendencia, pero debes hacerlo si pretendes irte a estudiar al extranjero pues la ayuda irrisoria de las becas tipo erasmus no llegan ni para pagar la mitad del alojamiento si tu destino es un país con mayor renta per capita.
  • Aunque no toda la culpa cae en nosotros, hay circunstancias externas: que un joven compre un piso es prácticamente una utopía, pero esto habría ocurrido con movilizaciones (que las han habido, aunque de escaso éxito) o sin ellas. Así, de buenas a primeras te has visto agridulcemente condenado a vivir hasta los 30, 40 o quién sabe en casa de tus padres, no se si a tu pesar pero sin duda eso tendrá un efecto negativo sobre tu desarrollo como persona. Y tampoco podemos dejar de hablar de las deslocalizaciones que han afectado a algunos sectores y cuánto hemos desaprovechado las oportunidades que nos brindaron los fondos que nos otorgó la ue cuando entramos: mira donde estamos y piensa que podríamos tener un nivel de vida similar al de irlanda.
  • Todo esto propicia la aparición de anacronismos, en vez de inventar nuevas situaciones de acuerdo a nuestro nuevo y mejorado nivel de vida volvemos a situaciones que nunca deberían darse, por ejemplo, lo barato: para dirigirse a nuestra generación surgen coches, ordenadores y otros artículos de bajo precio, cuando si hubiéramos tenido un aumento de nuestro nivel de vida las empresas se dirigirían a nosotros mediante mensajes en los que se anunciaran más prestaciones, nuevas tecnologías o un aumento en la velocidad.
  • Otro hecho que no nos beneficia en nada: Nula proyección internacional y menos interés en lo ocurre más allá de nuestras fronteras, empezando por el idioma, nuestro nivel de inglés, francés o alemán debe ser de los peores de la ue y haría hincapié en el sector masculino, al menos en las clases de idiomas a las que asisto las mujeres son una mayoría aplastante, debe ser que los hombres preferimos la siesta y partirnos el espinazo por un sueldo mísero. Por cierto, analiza las noticias: ¿es normal dedicar cada día 20 minutos al fútbol aunque no haya habido ningún partido y 5 a la actualidad internacional?. Vale, estar informado de lo que se habla en la calle tiene un plus de sociabilidad pero si la gente solo hablara de miserias ¿lo harías tú?, si la gente solo hablara de la mierda ¿lo harías tú?, si la gente no hablara de ciertos temas ¿tú tampoco lo harías?. No, no lo haces.
  • Creer ciegamente en la lotería como único medio para realizarte, esto es, de hacer de todo sin habértelo merecido, y aunque una gran cantidad de gente participa en esta suerte de los vagos es más posible que te parta un rayo. ¿A eso aspiramos?.
  • La cultura española tiene cosas buenas y cosas malas, siempre se ha dicho que spain is different pero, como dijo Chumy Chúmez: ¿qué hace usted por cambiarlo?, y me pregunto, ¿haces algo para ser más puntual, para mantener limpio tu entorno, para intentar hablar sin gritos ni insultos, etc?.
  • La renuncia a las aspiraciones sociales históricas puede ser parte o consecuencia de todo lo anterior, pero hoy por hoy a los jóvenes les suena a chino la lucha por la jornada de 35 horas, el aumento del salario mínimo o los derechos sindicales. Generalizando, lo que nuestra generación busca es un trabajo en plan funcionario (de la idea de funcionario que tiene, equivocadamente, mucha gente): un sueldo digno, poco trabajo y muchas vacaciones. No saben lo que significa productividad y nuestro ideal de vida bien se podría reducir a pasarla viviendo en discotecas ibicencas, jugando a innumerables videoconsolas o asistiendo a incontables conciertos. Aunque claro, todo esto debe ser ridículo en un país en el que por lo general se trabaja a jornada partida sin dejar tiempo a la vida privada y en el que a la gente le parece todo esto tan normal. Y no lo entiendas mal, este último párrafo no es
    más ni menos ‘rojo’ que los anteriores, porque una persona que no está comprometida con sus condiciones de trabajo muy difícilmente lo estará con su empresa, y claro, cuando hay un momento delicado todo lo que se piden son compromisos.

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Amenazas cotidianas

Si después de siglos de guerras entre países que han dejado millones de muertos en algunos lugares hemos sido capaces de ponernos de acuerdo para no atacar e incluso tolerar a nuestros vecinos geográficos, ¿qué nos ha impedido haber alcanzado un acuerdo para no atacar a nuestros propios ciudadanos?, ¿qué es lo que hace que sigan habiendo delincuentes en el siglo XXI, lo que contradice todo sentido de la lógica, haciendo necesaria una fuerza policial que debería pertenecer a la antigüedad?.
Es un fallo de la humanidad, de nuestra forma de vida, de nuestro sistema: cuando le pasa algo malo a una persona cercana a nosotros nos duele, nos duele y mucho, pero hay gente que por diversas circunstancias le da igual lo que le pase al prójimo, son incapaces de tener el más mínimo atisbo de empatía, anteponen su beneficio al perjuicio del otro. Estaba pensando en una norma, algo que acataran por igual clases altas o bajas, de cualquier nacionalidad, etnia o religión y seguramente habrán excepciones y claro, puedo estar equivocado, pero la competitividad, el hacer las cosas por ser mejor que otro, pisotearlo si hace falta, te hace ver al otro como el enemigo cuando realmente no necesitas nada de eso si te planteas las cosas como un reto personal, por ti, para aprender, ganarte la vida o lo que sea, para superarte sin medirte respecto a los demás.
Abusamos del léxico: demasiadas cosas son buenas o malas cuando en general es mucho más acertado y mucha más gente lo entenderá si dices que es diferente, pero incluso esa palabra significará malo para algunos. Lo bueno y lo malo no ayuda a entender los problemas, se quedan en la superficie e impiden profundizar en las razones del problema, y por tanto en sus soluciones. Mientras leo una noticia o mientras me la muestran, en el mismo instante en que recibo la información, tiendo a posicionarme: X es bueno o es malo para mi. Y cuesta salir de eso, si no estás relacionado con la temática cuesta buscar las fuentes, contrastar, buscar referencias, no es fácil y un mundo rápido, con noticias generalizadas, de poco análisis y mucha opinión no ayuda.
Cabe preguntarse si estamos mejor informados que antes, cabe preguntarse si renunciar a la competitividad es compatible con tener un nivel de vida digno y cabe preguntarse acerca de todo lo que lees, escuchas o ves, meditar sobre todo lo que te llega, pero eso requiere sin duda limitar la información que te llega, y digo limitar, no solo seleccionar, ya que hoy en día recibimos una cantidad ingente de (des)información lo que nos lleva al principio: ¿ralentizamos el mundo para entenderlo mejor y, quizá, poner fin a algunos de los problemas más deleznables o seguimos en la vorágine de hipocresía y egoísmo a altas velocidades?.

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