En las elecciones diluimos responsabilidades, es un punto de vista que me vino a la cabeza recientemente: Elecciones a la vuelta de la esquina, las cosas no van mal del todo pero son ampliamente mejorables y a nosotros, ciudadanos, se nos pide decir quién tendrá el poder; la pregunta es arriesgada a la par que tendenciosa dado que únicamente tienen posibilidades de gobierno (en la mayoría de los municipios) dos partidos y las diferencias entre ambas no son tantas como quisieran sus seguidores. Pero viendo el asunto desde los ojos de un político, el ser elegido por la mayoría debe dar un gran respaldo moral al individuo. Así, los ciudadanos somos juez y parte de la política, nos creemos con derecho a opinar de cualquier asunto independientemente de los conocimientos que tengamos sobre esa materia; personalmente me resulta complicado admitir en determinadas situaciones que simplemente no tengo ni idea del tema, pero claro, aquí el mecánico opina del partido y el deportista de bolsa.
Los ciudadanos diluimos nuestras responsabilidades políticas en las elecciones: cambiamos nuestro voto si creemos que los políticos lo hicieron mal para castigarlos o les seguimos votando porque ‘¿a quién vas a votar sino?’ siendo esa una postura vaga y egoísta pero con la que ciudadanos y políticos nos encontramos cómodos. De esta forma nos movemos entre dos partidos ‘centristas’ y damos una visión de nosotros mismos moderada, o lo que es lo mismo: nada arriesgada, falta de emoción.
Mitterrand dijo ser ‘el último gran presidente que tendrá Francia’ y es innegable que el nivel de los políticos actuales no es comparable al de este o cualquiera de los ‘grandes políticos’ que todos tenemos en mente. Dudo que sea casualidad pero al menos en mi caso ninguno de los ‘grandes políticos’ que tengo en mente es contemporáneo, lo que contrasta con el hecho de que hoy en día tengamos mayor capacidad de decisión sobre estos: si antes un político podía con su oratoria y sus decisiones unir a toda una nación para plantar cara a su principal problema hoy en día los problemas que más preocupan a los españoles son el terrorismo, el paro y la inmigración aunque ni izquierda ni derecha ha podido dar una solución definitiva a pesar de haber gobernado durante años.
Ante este hecho cabe preguntarse de quién es la culpa, y aunque gran parte de esta recae sobre nuestros gobernantes no es menos verdad que, siendo nosotros quienes elegimos, somos incapaces de pedir abiertamente mejoras, limitándonos únicamente a un ‘y tú más’ cuando hablamos de política; así, bajeza política y ciudadana, mediocridad y autocomplacencia van unidas de la mano en nuestro escenario salvo honrosas excepciones.
El origen de todos los males
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