La mayor de nuestras preocupaciones según el CIS.
Las imágenes dramáticas de inmigrantes africanos llegando a costas españolas en situaciones lamentables no son más que el reflejo de una situación real que lleva sucediendo demasiado tiempo. Se trata de un problema complejo puesto que son varios los actores que participan en esta obra, pero el problema radica en el dinero, es simple darse cuenta de ello si uno observa el PIB de los países del arco mediterráneo. Resulta paradójico pensar que la misma razón que nos hace no blindar nuestras fronteras es la que empuja a cantidades ingentes de gente a cruzar la frontera, poniendo incluso su vida en peligro.
Los más extremistas expresan su rechazo a políticas permisivas con la inmigración, sin embargo uno se pregunta qué derecho moral tenemos a decir quién puede o no pasar, ya que no hemos decidido donde nacer; nosotros, que basamos nuestra forma de gobierno en la voluntad de cada uno, decidimos la vida de millones de personas basándonos en algo aleatorio.
Pero no nos engañemos, la bonita idea de que todos los ciudadanos del mundo puedan moverse libremente es utópica, imposible de llevar a cabo dado nuestras limitadas economías. Quizá la inmigración más adecuada sería aquella que se realiza con contratos bajo el brazo, no obstante, y pese a la dureza de la afirmación, el pago de sueldos míseros por jornadas de doce o catorce horas nos conviene económicamente: teóricamente disminuye la inflación, y dados los hechos, estamos dispuestos a cambiar bonanza económica por sueldos míseros y la vida de unos cuantos. Admitámoslo, la modernidad, el grado de acomodamiento de que disponemos la clase media en el primer mundo a día de hoy viene dada por las condiciones lamentables de mucha más gente, trabajando por sueldos de risa y malviviendo. Pero como decía, la idea de una migración completamente ordenada también es utópica: está el problema de la corrupción en los países de origen, la falta de acuerdos entre países de origen y destino, etc.
De cualquier forma, ya se sabe, cuando se tiene que elegir entre moral o economía siempre manda el bolsillo. No es la pescadilla que se muerde la cola, es la política que hemos elegido, a veces no hacer nada es también una política.
Pero pese a las apariencias la inmigración también representa una oportunidad, bien para optar a una vida mejor o para incrementar beneficios, pero desde luego no podemos olvidarnos de que los españoles también viajaron a otros países en tiempos pasados, como resalta Cortázar en esta transcripción de una entrevista realizada en españa y que quizá, solo quizá, alguien vea un deber moral para con los inmigrantes:
… Yo sé que en españa los exilados latinoamericanos están encontrando amigos, lo sé. Sé también que hay problemas porque llegan en tales cantidades que no siempre es posible dar a basto y solucionarlo. No sé, mira, yo lo que espero es que en españa se piense que cuando en los años del treinta y seis al treinta y nueve , no tengo necesidad de decir más ¿no?, la cantidad enorme de españoles que llegó a la argentina, yo era joven en esa época y los veíamos llegar, y ellos mejor que yo podrán decirte cómo fueron recibidos, aceptados, como se fundieron con nosotros, como no hubo ningún problema. Me dirás que las situaciones eran distintas, que nosotros somos un país de inmigración, que teníamos más facilidades de aceptación, españa o francia o alemania las tienen en menor cantidad porque son países un poco colmados, los cupos, hablemos materialmente, están colmados. Pero algo me dice en un plano visceral que en todo caso en españa no se olvidará que entre el treinta y seis y el treinta y nueve ustedes los españoles, nuestros hermanos españoles, encontraron una casa en la argentina.