Es viernes por la tarde, las calles están llenas de gente, las tiendas y centros comerciales rebosan compradores, los cafés y bares sirven por doquier pero yo soy el único visitante de una exposición sobre Sarajevo en un museo grande, moderno y urbano.
La exposición no es para estómagos sensibles: trata sobre una guerra (que, al menos en parte, podríamos haber evitado), se muestran barbaridades, muertes, pero sobretodo hay contrastes: Si hace unos años en una calle se avisaba sobre la presencia de francotiradores hoy rebosa energía, allá donde hubieron barricadas e incendios hoy hay parques y edificios rehabilitados, donde habían cadáveres hoy hay juventud, donde había dolor hoy hay humanidad.
Por todo esto, el pesimismo rampante en nuestra sociedad, en ti y en mi, no es justificable de ninguna manera y, a pesar de la crisis, las guerras y la muerte, basta con mirar atrás para comprobar que aunque no es perfecto ,el mundo no anda tan mal.
Los jóvenes debemos reclamar el futuro para nosotros, debemos ser cambio porque somos inconformistas, debemos abrir los ojos, despertar del letargo y reclamar lo que nos pertenece: arremangarnos y trabajar, cada uno en la dirección que estime oportuna, pero es incomprensible que la generación mejor preparada no obtenga los mejores salarios, las mejores condiciones de vida y la mayor felicidad que jamás existiera. Es hora de dejar de ser adolescentes y convertirse en adultos, adquirir responsabilidades, dejar de quejarse desde el sofá de terciopelo de papá y aprender qué es la vida, es hora de abandonar la pasividad en la que inexplicablemente nos hemos sumergidos y convertirnos en ciudadanos proactivos: es hora de ser.
Regeneración
Deja un comentario