Sobre el estado, Historia de una vida

Buenas, miren, estaba yo pensando, cosa rara entre tanta Operación pufo y tanto Gran gemelo, acerca del estado, ese lugar que debería ser ideal y acorde con todos sus habitantes, ese lugar del que muchos locos barbudos hablan desde tiempos inmemorables, una de las preguntas que se me vienen a la cabeza es ¿por qué si Platón y otros muchos pensadores a lo largo de la historia afirmaron y afirman que la república es el mejor sistema de estado, yo vivo en una semi-democracia? (democracia entera para unos, para otros semi y para otros muchos democracia desnatada y descafeinada, como agua sin sabor a agua, sin color a agua y sin parecer agua, nada). O ¿por qué los llamados demócratas son sólo demócratas a medias, es decir, por qué aplican aquellas cosas que a ellos les vienen bien y para lo que no les va la constitución no existe?. ¿Por qué se puede ser nacionalista español pero esta mal visto ser nacionalista de tu comunidad (comunidad, la palabra más vacía de significado que pudieron elegir y que hoy en día continua vigente y continuará vigente durante mucho tiempo me temo)?. A continuación voy a intentar profundizar sobre el tema desde mi perspectiva, un hombre pensante (le pese a quien le pese) que nunca eligió el lugar en el que iba a nacer, su lengua, derechos o sociedad en la que se iba a ver implicado, una máquina de vapor con más poder que nunca (ya saben que la grasa se reblandece y se elimina mejor si se usa vapor para ello).

. En este punto simple y redondo empezó todo, un buen día después de que mis progenitores realizarán aquello que la naturaleza les dictaba (de nuevo, le pese a quien le pese) nace ALGO con la oportunidad de convertirse en ALGUIEN, es decir, se me saca de mi acogedora cama llamada útero en la que cuando tenia hambre me llegaba alimento y todo lo que necesitaba lo obtenía con tan solo pensarlo, ahí estaba yo, en un estado de felicidad insuperable cuando de repente salgo, soy expulsado del lugar más acogedor nunca visto y me empujan a un lugar donde el rojo de la sangre se confunde con el verde de los matasanos, la tortura solo acaba de empezar; la comida me la dan cuando ELLOS quieren (ellos, yo no los elegí, venían de oferta con el pack de control de esfínteres, los vómitos y las diarreas) y después de obligarme a hacer cosas inmorales (a ver quien es el listo que dentro de su sano juicio dormiría en una cama rodeada de barrotes y obtendría alimento de un bicho 6 veces mayor que tu) me quitan el chupete, ese instrumento que me dieron como a un tonto se le da un caramelo, emulando la dulzura de los primeros días y un poco hartos ya de mi.
Seguramente creen que ya va siendo hora de que empiece a doblegarme ante el bulo familiar, me transportan a la guardería donde me mancho con pegamento, plastilina, pinturas y demás cosas que deberían estar prohibidas por los derechos humanos a la vez que me hacen ver películas en las que recibo imágenes y mensajes subliminales acerca de qué es lo bueno y lo malo (con lo bien que estaba yo en ese lugar apetitoso y eterno…). Después vas creciendo y para tu bien o para tu mal aprendes cosas, algunas no te servirán de mucho (una unidad es un cuadrado azul, seis cuadrados hacen una tira roja que llamamos media docena y diez cuadrados forman un gran cuadrado verde que es una centena; o que alguien me explique por qué puedo pintar cierto ratón simplón en un papel y no puedo pintar en las paredes de mi casa), y otras tampoco (un año tiene 365 días o 366 si es bisiesto, esto viene de que los romanos no-se-qué y de un señor llamado Jesús, Jesús era un hombre, no tenia madre, es que era algo muy… cómo decirte, sagrado, cool, que te calles joer, que pesadito ha salido el niño). Y empiezas a buscar algo que te estimule, el lego estaba bien pero el reducido número de piezas distintas te cansan al final, la televisión: un engaña tontos, ¿de verdad es entretenido que te estén hablando todo el rato y tu no les puedas decir nada? (oiga, ¿podría dejar de machacar mi consciencia con esa melodía demoniaca aunque sea solo un momento?, por favor), ya has conocido a COSAS llamadas gente de las que solo unas pocas se convertirán en PERSONAS para ti, el maestro cabrón que no soporta que un niño de 5 años le corrija o ese al que te hacen llamar amigo y que dentro de unos días se marchará porque conoció a otro que tenia mas colores en su estuche. Continúan las mudanzas y esta vez nos trasladamos a algo llamado escuela donde puedes apreciar a ejemplares mucho más grandes que tú con la mitad de masa cerebral activa y aparecen algunos nuevos traumas, ELLOS se preocupan de explicarte cómo debes hacer para no mearte fuera del water pero se olvidan el primer día de ponerte el almuerzo, UNA MAÑANA SIN COMER! QUÉ SACRILEGIO! QUÉ INCOMPETENCIA LA VUESTRA! YO NO DECIDÍ SER HIJO, VOSOTROS DECIDISTEIS SER PADRES!, bueno, todo esto queda reducido a un: papá, esta mañana no he comido; eso diselo a tu madre niño; desisto porque se lo que puede pasar si se lo digo a mi madre cuando viene quemada del trabajo.

Y seguimos avanzando, después de que unos viejos carcamales que se hacen llamar profesores se crean con la autoridad de evaluarte (que extrañeza: el que está más preparado para evaluar a un niño resulta ser aquel que está más lejos de los niños, el que los tiene más olvidados), y unos pocos años después llegas a lo que llaman instituto, un lugar en el que das clase según lo mandan unos político que hace décadas que no pisan un aulario, los especímenes que se encuentran en este lugar son los mismo que los del colegio pero evolucionados hacia atrás, el tonto se ha hecho más tonto y el listo, bueno, nunca he visto a nadie verdaderamente listo en el sistema de enseñanza actual (¿de verdad crees que Galileo o Leonardo da Vinci son genios por lo que les hicieron aprender?); aunque para ser justo diré que en el instituto puedes encontrar a gente inquieta como tú, que no tardarás en perder de vista debido a las normas de educación comunes y a la asignación aleatoria de las clases.

-Pero tú le acusas, nació culpable para ti, nació muerto, nació sin vida, nació hecho polvo; polvo en el desierto, pero ¿alguna vez pensaste quién es el verdadero culpable?, ¿quiénes somos los principales culpables? el ser, limpio, puro y mítico nace, su mecedora le apacigua y tranquiliza y crece en el un esplendor sin igual, algo que apenas podrías creer que existiera en los seres humanos, pero es la humanidad en sí misma; y entonces vas, vamos (maldita democracia) y le arrancas del seno maternal y lo empujas a una hoya hirviendo a borbotones, dolor, dolor,… pero tú no le quieres escuchar, tú continuas en tu origen, en el origen; lo empujas por la borda y le acusas de negligencia, le arrancas los ojo y le señalas diciendo Ciego!, maldito Ciego!, se tiró por la borda, se suicidó, era un incauto y lo pagó (lo pagará) con su vida, pero le mataste hace tiempo; pobre diablo, ojalá arda en el infierno, ojalá se lo coman los gusanos y ojala otros bichos se coman esos gusanos. Pero Él no nació culpable, fuiste tú y los tuyos los que lo empujasteis, pisoteasteis, condenasteis y asesinasteis sin darle otra oportunidad que una vida injusta, una vida que le dejó saborear la miel y luego lo alimento con barro y heces, has matado al inmortal, al mito.
Pero cuando el hombre deja de ser hombre y se convierte en animal, en monstruoso líquido, aparece un elemento, un éter que lo envuelve todo, no lo puedes comprender, pero te atrae, chocolate blanco que se deshace en tus labios y te deja (otra vez) saborear el dulce vino del Olimpo. La suerte llama a tu puerta, y cuando la abres allí está, esa anciana que todavía permanece joven, que te pasa la mano por la cara haciéndote cosquillas, y entonces vuelves a ser humano, vuelves a ser TÚ, vuelve el ser humano que nunca debió haberse marchado.

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