Anoche mientras veía una de las películas de Corto Maltés (un tipo con agallas, un romántico, un aventurero, etc creado por Hugo Pratt) unos vecinos, típico piso de estudiantes, aprovechaban que era fiesta para hacer coincidir sus deseos con el calendario: desde las 22 hasta las 3 pasadas no dejaron de haber ruidos, tabaco, alcohol o gritos a cada cual más estúpido. La verdad es que no me molestaron mucho porque no me acuesto pronto pero el ver en la televisión un personaje como Corto Maltés y pensar en los gilipollas de mis vecinos me dio que pensar si realmente todos pertenecemos a la misma especie. Solo bromeo, no se me echen al cuello todavía, pero la cuestión de fondo es esa: hace medio siglo nuestro abuelos trabajaban de sol a sol a cambio de un salario mísero, valorarían el trabajo pues, seguramente la amistad, la familia y posiblemente la vida en comunidad. Sus nietos, nosotros, nuestra generación, los que ahora tenemos alrededor de 20 hemos perdido mucho de eso, entre nosotros hay muchos niños de 8 años con veintitantos que no quieren crecer mentalmente, hay mucha envidia, hay mucho hablar y poco hacer. Cobardes, quizá, sea la palabra que mejor nos defina: a veces nos quejamos mucho, por ejemplo con el tema de la vivienda, pero son muy pocos los que hacen algo, aunque lo que habría que hacer, creo, es no comprar nada: ahorrar todo lo que ganamos y obligar así a bajar los precios por aquello de la oferta y la demanda y también los intereses por aquello otro de estimular la economía. Vale, también estoy 100% seguro que esto no pasará ya que depende de la gente, pero es cierto que no pensamos en el futuro, cada vez más, veo al conjunto de la sociedad como algo ilógico, hasta en el tema del ocio: españa es uno de los países donde más juegos se compran pero en ese mercado seguimos teniendo precios caros, lanzamientos después de américa y asia, títulos sin traducir o mal traducidos, etc. Me parece poco menos que un milagro que la sociedad se mantenga cohesionada, pero hay un buen pegamento para todo esto, es lo que nos hace levantarnos todos los días, lo que mueve nuestras vidas: los estudios, el trabajo o cualquier posibilidad de tener una vida mejor (¡menudo eufemismo!) o, dicho otra forma, de ganar más dinero. Algunos lo llaman progresar pero cuanto más dinero tienes eres menos dependiente de ti mismo y te puedes abandonar más. Así, si lo que ganaban nuestros abuelos era poco más que una miseria y nosotros ahora ganamos bastante más (aunque todavía nos parece poco), nuestros valores también han debido bajar. Aunque todo esto son solo suposiciones posiblemente equivocadas: no se si todo tiempo pasado fue mejor, no se si el futuro será peor, pero se que esto no me gusta; incluso he llegado a sentirme más en casa cuando he estado en el extranjero porque decir que no tenemos civismo es decir poco: esta tarde al pasar por el parque habían 6 perros, 2 en el pipicat y los otros 4 fuera, las calles están sucias: huevos, naranjas podridas y excrementos dan la bienvenida al paseante, los alrededores de la zona universitaria, baluarte de valores democráticos en otro momento, no es más que un vertedero de botellas de alcohol vacías. Somos la sociedad basura: nos alimentamos de comida basura, saciamos nuestro tiempo libre con televisión basura, músicos que no saben tocar y cine malo y desde nuestro sillón de inmundicia criticamos o vemos como critican a políticos con menos dialéctica que una cucaracha, deportistas que ganan millones a cambio de no hacer nada o los hechos más bajos que salgan por la caja tonta.
Exigimos dibujitos monos en los post con textos largos para amenizar la lectura.
Esta tarde: TNSE