Últimamente la reforma de la ley de propiedad intelectual está cobrando notoriedad en algunas webs y tristemente en todas las demás ni se menciona. Es algo tan curioso como que cualquiera puede denunciar sin coste alguno el abuso que se está haciendo con el canon de los CDs y únicamente 18 personas de toda España se han mojado mientras que cada vez que aparece el tema hay un aluvión de comentarios contra las suciedades de gestión. Desde mi punto de vista, la cultura, y mal llamada propiedad intelectual, está cada vez más presente en nuestra vida: una de las tareas que tengo que hacer para la universidad es un videosentimiento, esto es, partiendo de vídeos y de audio crear una obra de un minuto que transmita un sentimiento, pues bien, tenía una idea bastante formada de lo que iba a ser mi trabajo pero resulta que, para hacerlo conforme a la legalidad, no puedo utilizar la mayoría de las obras protegidas por lo que mi fondo de medios queda reducido a aquellas obras que se distribuyen libremente. Pero esto es algo que también te afecta a ti, cuando vas a la imprenta y te dicen que no te pueden fotocopiar un libro entero (mienten, derecho de copia privada), cuando haces uso de tu derecho de cita (que quedará drásticamente reducido si la reforma sigue adelante), cuando pagas canon por CDs, DVDs y cada vez más consumibles y aparatos, etc. En esto no hay diferencia entre derecha e izquierda: ambos bandos votaron a favor del todavía proyecto que únicamente recortará nuestros derechos, una reforma hecha a medida para los buitres y los intermediarios. No es algo que se reduce a nuestro país, pero sin embargo clama al cielo el desconocimiento generalizado de asuntos que realizamos a diario, yo mismo conozco lo que dice el último gurú de turno y desconozco la mayoría de mis derechos pero, al fin y al cabo, únicamente hemos degenerado en una auto-demagogia constante en la que es suficiente satisfacer tu yo público aunque con ello derrumbes a tu yo interior. Se que no es algo generalizado pero no pude dejar de comparar esos universitarios franceses (luchando por sus derechos) y los estudiantes de mi universidad (jugando a las cartas y viendo realities), tengo dudas de que pertenezcamos a la misma especie. Precisamente, acabo de ver la película ‘Presidente Miterrand’, para mi se ha convertido en un clásico, con sólo una hora y cincuenta minutos puedes adquirir más experiencia de la que obtendrás en años, sin embargo una de sus frases me ha dado que pensar sobre los ataúdes: resulta que tú, yo y cualquiera, una vez muertos, tanto si quieres que te entierren como que te incineren, reposaremos en ataúdes de pino o caoba, acolchados y reconfortantes, de hecho, ese será el lugar más cómodo donde jamás hayamos estado, imbéciles megalómanos, que nos construimos templos de medio metro de alto el día que nos morimos para poder llorar a los gusanos que, naturalmente, se comen lo que algún día fue nuestro cuerpo y que ya no es nada.
Derechos
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