Es increíble lo ciegos que estamos ante las cosas más obvias.
Recientemente fui a ver Jarhead, una película que cuenta la vida de un recluta durante su preparación y su posterior actuación en la guerra del Golfo. Mientras la veía me vino a la cabeza la idea de las desventajas de ser militar, y la primera fue sin duda la de acatar las órdenes de algún superior por el simple hecho de serlo. Sin embargo, esta actitud, tan comúnmente criticada por nosotros los civiles, está en nuestro seno: ¿quién no actúa porque si? ¿quién no tiene un coche, un móvil, un mp3 o cualquier otra cosa porque la sociedad decidió que debía ser así? ¿quien no tiene un objeto o animal que simplemente no le hace falta, ni si quiera como capricho?. Cada vez veo más evidente que no somos más que marionetas, un mercado ansioso por comprar cualquier cosa a cualquier precio con el solo dictamen de la sociedad; como un banco de pruebas pero donde se mueve mucho dinero, donde prácticamente los medios de comunicación y las propias personas de tu entorno te enfrentan a comprar algo o te destierran: si no lo tienes no estas a la última. Por tanto, nuestras libertades no existen en un mundo en el que no se puede elegir en libertad, porque si no eliges lo que te indican serás expulsado, te mirarán raro, ya no te llamarán y ni si quiera pienses en que te saluden cuando te vean por la calle; resumiendo: lo compras o no existes. Y estamos hablando de un objeto, pero a veces esto también va con animales, solo depende el contexto en el que se mueva la persona, pero bueno, ¿a quién le importan los animales salvo a un honroso grupo de personas que actúan profesional o voluntariamente para salvarlos cuando los abandonamos o los maltratamos porque ya no están de moda o porque aquella persona que lo compró no quiere asumir sus responsabilidades? ¿Y quién nos salvará a nosotros de nuestra sociedad? Sin duda debe ser uno mismo el que construya su arca de Noé, el que introduzca en ella aquellas personas y relaciones que estima y espere el diluvio en esta lluvia incesante.
Pero hay más sobre el ejército: ¡que pacifistas y que ignorantes somos! Nosotros, la Europa civilizada, que hemos salido una y otra vez a la calle a manifestarnos frente a las guerras promovidas por el vecino americano y por las nuestras propias, poseemos uno de los mejores ejércitos del mundo y suministramos armas a una enorme cantidad de países.
Y sin embargo nadie nos mandará callarnos, no como al general Mena, quizá los jóvenes no llegamos a comprender lo que significa un pronunciamiento militar sobre lo civil pero estoy seguro de que a más de uno le dio que pensar, sin embargo y sin que sirva de precedente, el incidente se resolvió como tocaba y todos listo. Pero estaba preguntándome, acerca de quién nos manda callar cuando actuamos en el mundo civil como si fuéramos un militar, es la sociedad, ese grupo de personas, entre ellas tus familiares, amigos y conocidos son los que te dicen: debes comprar esto o debes pensar así, y lo aceptamos, como si fuera algo lógico y racional no tener un cerebro propio, vale que mientras trabajo se lo estoy alquilando a una empresa pero eso se acaba cuando cierro la puerta del trabajo o de la universidad, ahí es cuando soy yo, o al menos debería.
Soldados
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